No voy a hundirme y a contar nuestra historia de amor.
Porque claro está que jamás la hubo y dudo que la haya alguna vez. Todas las
historias de amor, aquellas que comienzan con algo parecido a “Erase una vez” y
terminan en un “felices para siempre”, no son más que puras tonterías.
Cada vez que veo tus ojos, veo en ti dulzura.
Cada que te escucho, tu voz me tranquiliza.
Cada vez que te acercas, mi corazón late
irremediablemente.
Sé que te preguntaras quien soy… por que te digo esto.
No sé si tengas la menor idea o no, pero me gustaría
pensar que no.
Tu amistad, si es que alguna vez te decidiste a ser mi
amigo, fue la experiencia más gratificante de mi vida.
No te podría explicar porque, pero me gustas.
Hay algo en ti que me hace pensar en el futuro.
Sé que bajo esa fachada, escondes a una gran persona.
No sé si te de miedo demostrarlo, si te da miedo a que te lastimen, si te da
miedo sufrir. Pero como estar seguro cuando no te das la oportunidad. Sigue
engañando a las personas, sigue fingiendo ser quien realmente no eres.
Eres inteligente, espontaneo, extrovertido, y no me
preocupa, al contrario. Me gusta aprender de las personas.
Eres divertido e interesante sin pretenderlo siquiera.
Tengo una inmensa suerte de conocerte.
Una frase que me gusta mucho es “No puedes elegir si
van a hacerte daño en este mundo, pero si eliges quien te lo hace”, y creo que
está claro. Si tu deseo es lastimarme, ignorar esta carta, e incluso pretender
que no existo, adelante. Creo que en estos meses me has dejado en claro que fue
solo un momento y nada más. Todo fue pasión y algo más. Me deje llevar y te
perdí, pero es algo que elegí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario