jueves, 30 de marzo de 2017

Mi primer experiencia docente

Cuando comencé mi labor docente en la Escuela Luis Donaldo Colosio Murrieta fue una experiencia significativa y llena de sentimientos encontrados al conocer un nuevo grupo con verdaderos problemas de indisciplina. Especialmente poco respeto hacia autoridades educativas y hacia sus compañeros...

 
Se subían a los bancos, y corrían el riesgo de caerse

Se peleaban entre si


En ocasiones entraban al salón corriendo lo que propiciaba que estos se cayeran y golpearan 


Se empujaban para ver quien entraba primero



Platicaban constantemente entre ellos causando demasiado murmullo y en ocasiones hasta gritos había 




Las distintas estrategias utilizadas apoyaron y formaron parte del proceso de mejora en cuanto al problema de disciplina





 Entrega de stickers a los alumnos que terminaban primero los trabajos, presentaban mejor conducta, cumplian con tareas y su uniforme entre otros varios aspectos.

Ahora los alumnos ya realizan las actividades de una mejor manera y todo es en mejora de sus aprendizajes, ademas que los alumnos ya tienen mayor respeto hacia los demás realizan actividades grupales sin mayores incidentes. Aunque no son la mayoría, ya es un avance que se lograra de manera gradual


























domingo, 28 de junio de 2015

Recuerdos

"Y ella aún recordaba ese día, en el momentos menos pensado acudían sus recuerdos... cuando sus manos se entrelazaron y la miró a los ojos.
Recuerda esa caminata juntos a la luz de la luna llena...
Esas pláticas nocturnas.
Esos besos fugaces.
Esas risas espontáneas.

Irremediablemente ahora puede decir, que sólo por él rompió la regla número 1:
Ella... Ella estaba enamorada"

sábado, 4 de abril de 2015

Mildred Universitaria

Hay tantas cosas encerradas en un Te amo, pero solamente los seres humanos hemos descubierto lo esencial. Que esa palabra lleva consigo la respuesta a estímulos para perpetuar la especie y pura supervivencia.

PREFACIO
Creo que debí darme cuenta que en realidad no me amaba, su “cariño” solo llegaba a un simple aprecio y que por mas palabras bonitas que un hombre te diga, jamás debes caer.
Aprendí este juego desafortunadamente a muy temprana edad.
Estaba convencida de no dejarme de nadie, de ser independiente, de que no sería utilizada, y al final perdí.
Era un juego de niños, pero el que se enamora pierde, y la que perdí fui yo.


CAPÍTULO 1
Hoy era un nuevo día. Estaba lista para comenzar mi primer día de trabajo. Había encontrado un trabajo sencillo que no requería demasiado agotamiento, ya que me encontraba cursando mi último año de universidad y quería un trabajo ligero que no me consumiera en tiempo pero a la vez me permitiera pagar mis materiales de la universidad.
Es increíble como pasaba el tiempo. Pareciera ayer cuando comenzaba la universidad.
*FLASHBACK*
Universitarios yendo de un lado para otro, tratando de encontrar su aula de clases para iniciar el día. Carros acelerando y frenando justo para llegar al estacionamiento y a su vez, salir más estudiantes llegando tarde. A mí nunca me había gustado llegar tarde, mucho menos el primer día. Por lo que me encontraba media hora antes de la entrada, 7:30 a.m. Ya sabía dónde se encontraba mi aula, ya había puesto mis libros en donde yo quería que fuera mi lugar, y ya había leído la lista de mis compañeros nuevos. Seriamos 25, incluyéndome a mí. Suspire, ¿Por qué los mexicanos siempre dejan las cosas para el final?
Justo a las 8:00 a.m. entre al aula y tome mi asiento. Ya se encontraban varios de mis nuevos compañeros  ahí y no pude evitar sonreír cuando se me quedaron viendo.
Cuando estudiaba la preparatoria siempre era el centro de atención. Mis “amigas” eran las típicas chicas porristas populares que asistían a todas las fiestas y tenían muchos admiradores, yo por mi parte, prefería quedarme a leer un buen libro antes de asistir a unas de esas terribles fiestas, pero las chicas me convencían y solo acudía por un rato. No me gustaba ser antisocial, al contrario, me gustaba conocer gente nueva, conversar con los chicos, vestir a la moda y beber un poco. Pero creo que eso fue lo que ocasiono mi desgracia.
Salí de mis pensamientos cuando una chica delgada y rubia paso a mi lado y tiro de todas mis cosas. Estuve a punto de recriminarle y gritarle pero me contuve, no quería dar una mala impresión en mi primer día. Solamente le sonreí falsamente y volví con mi mirada al frente, pensando en que diría la gente de mí cuando me vestía con esas minifaldas. Como me recordaba esa chica a mis viejas amigas. Falsas, engreídas, con el mundo a sus pies. Admito que yo también era así, pero descubrí que esa manera de ser no me llevaba a nada y decidí ser yo misma.

Pasados los 5 minutos con todos mis compañeros adentro, un chico alto, tez aperlada y unos lindos ojos como las esmeraldas se sentó a un lado de mí. Lo mire confundida. ¿Acaso ya no había asientos libres?
Eche un vistazo rápido al salón y aun había asientos disponibles y estoy segura que a la rubia falsa le hubiera encantado que se sentara cerca de él. El chico al notar mi cara me observo de una manera rara.
¿No está ocupado aquí, o si?
Eh, no.
Genial. Soy Miguel de Jesús. Y extendió su mano hacia mí. No entendía, ¿Por qué me hablaba?
Me llamo Mildred, le respondí con una sonrisa falsa con la intención de que lo notara y con suerte, no me dirigiera la palabra ya. Pero en cambio solo me sonrió más y sostuvo mi mano más tiempo del necesario.
No pude evitar sonrojarme y me regañe internamente. Era una tonta, estaba dispuesta a alejarme de niños guapos como él y ya estaba fraternizando con uno.
Solté su mano sintiendo un vacío en mí y me voltee hacia otro lado.
Llego el profesor y afortunadamente comenzaron las clases.

Cuando llego la hora de descanso prácticamente tome mis cosas y salí corriendo al estacionamiento, quería ir a almorzar a un pequeño restaurante que me gustaba mucho su sazón. Al llegar a mi pequeño Focus fiesta sentí una oleada de ira. Algún individuo había dejado su mercedes atrás de mi coche bloqueándome la salida. Lo único que me faltaba.
Estaba a punto de abandonar mi idea de comer allá y probar la comida de cafetería cuando me tocaron el hombro, por lo que asustada le di gran golpe con mi bolsa ventaja.
¡Tranquila, soy yo, Mildred¡
¿Miguel?, demonios, me asustaste!
Lo siento, te seguí pero creo que debí hacer algún ruido antes. Contesto mientras ponía una mano en su cara, justo donde le había dado un buen golpe y ahora su perfecta cara perlada era de un color rojo. Seguro dejaría marcas
Porque demonios me seguías
Te iba a invitar a almorzar, por cierto, tienes un muy lindo coche. Es de este año?
Si, regalo de cumpleaños. Y porque supones que aceptaría comer contigo
No lo sé, me pareces una chava muy linda, aunque hay algo en tu vestir que no me cuadra, pareciera que ocultas algo
Me conoces dos horas y ya adivinaste mi pasado? Estas mal. Me tengo que ir.
Efectivamente había acertado. Me había vestido exactamente de una manera que no era mi estilo, pero lo único que             quería era que no se me acercaran chicos como él. Chicos que posiblemente asistían a muchas fiestas, bares, antros y me reconocieran de una.
Me subí a mi coche y una vez que quito su coche, arranque y no me detuve hasta llegar a mi restaurante.

*Fin del Flashback*

Carta a mi Madre (Anexo)

Este manuscrito va dirigido a ti:

Tu que diste tu vida, tu tiempo, y tu amor…

Tu que cambiaste tu figura por unos cuantos antojos.

Tú, que siempre estás ahí, sin importunar, apoyándome en silencio, ofreciendo consuelo sin obligarme a recibirlo. Dispuesta a dar consejos pero dando espacio a que cometamos nuestros propios errores y aprendamos de ellos.

Sé que me he equivocado, que no te agradezco lo que haces por nosotros, sé que he juzgado tu forma de educarme, pero es que la verdad los hijos siempre juzgaremos a los padres por sus errores, siempre pensaremos que merecemos más y muy pocas veces nos detendremos a pensar que tenemos más de lo que tu poseíste alguna vez.

No tomamos en cuenta que haces el mayor esfuerzo y que siempre das lo mejor de ti.

Te amo mamá por tu dedicación, tu valentía y tu esfuerzo. Que muy pocas mujeres toman enserio su responsabilidad.


Gracias por darme una vida tan maravillosa y llena de enseñanzas.

Carta de despedida (Anexos de novela)

No voy a hundirme y a contar nuestra historia de amor. Porque claro está que jamás la hubo y dudo que la haya alguna vez. Todas las historias de amor, aquellas que comienzan con algo parecido a “Erase una vez” y terminan en un “felices para siempre”, no son más que puras tonterías.
Cada vez que veo tus ojos, veo en ti dulzura.
Cada que te escucho, tu voz me tranquiliza.
Cada vez que te acercas, mi corazón late irremediablemente.
Sé que te preguntaras quien soy… por que te digo esto.
No sé si tengas la menor idea o no, pero me gustaría pensar que no.
Tu amistad, si es que alguna vez te decidiste a ser mi amigo, fue la experiencia más gratificante de mi vida.
No te podría explicar porque, pero me gustas.
Hay algo en ti que me hace pensar en el futuro.
Sé que bajo esa fachada, escondes a una gran persona. No sé si te de miedo demostrarlo, si te da miedo a que te lastimen, si te da miedo sufrir. Pero como estar seguro cuando no te das la oportunidad. Sigue engañando a las personas, sigue fingiendo ser quien realmente no eres.
Eres inteligente, espontaneo, extrovertido, y no me preocupa, al contrario. Me gusta aprender de las personas.
Eres divertido e interesante sin pretenderlo siquiera.
Tengo una inmensa suerte de conocerte.

Una frase que me gusta mucho es “No puedes elegir si van a hacerte daño en este mundo, pero si eliges quien te lo hace”, y creo que está claro. Si tu deseo es lastimarme, ignorar esta carta, e incluso pretender que no existo, adelante. Creo que en estos meses me has dejado en claro que fue solo un momento y nada más. Todo fue pasión y algo más. Me deje llevar y te perdí, pero es algo que elegí.

Estrella Deneb Farro - Capítulo 8

*En el capítulo anterior*

–Te aseguro que tus hijas serán igualmente hermosas que esta niña. Es un ángel. Tan pura como el Cristal. Como tú lo aparentas…–termino con una sonrisa irónica y me resistí a darle un codazo. Por un segundo, me pareció ver que Reina y la bebe inclusive estaban sonriendo, aunque puede que fuera solo producto de mi imaginación. Se hizo un cómodo silencio entre los dos y a los pocos minutos Reyna despertó. No como me hubiera gustado verla. Aun se veía cansada y enferma. Me asusto.
–¿Estas bien? ¿Necesitas beber algo?–pregunte dulcemente y ella negó cuando vio a Chris estremecerse ligeramente.

–No. Solo necesito descansar. Necesitamos nombrar a la bebe. Y espero que tu –se dirigió a Chris– cuides bien de ella–. Termino suavemente con una sonrisa y se volvió a dormir. Quizá solo estuviera soñando. No sabía a quién se refería que cuidara bien, pero supuse que sería a la bebe y tenía razón, debíamos ponerle un nombre, pero ya tendríamos tiempo cuando despertara de nuevo…
****



Ya habían pasado varios días desde el nacimiento de mi nueva sobrina. Estaba tan entusiasmada por ponerle todos los vestidos que le había comprado, y llevarla al parque. Pero me sentía en un gran conflicto interno. Reyna se había desatendido demasiado de su hija. Estaba deprimida, melancólica, y en cierta manera la comprendía. La bebe era el vivo retrato de mi hermano Tyler y seguramente verla le dolía. 
A la semana de haber salido del hospital Reyna se había ido a vivir a la casa de su madre, mientras que yo le rogué que me dejara a mi sobrina a mi cuidado. Y en su estado no dudo en dejármela
La bebe era un amor. El día que salió del hospital la acompañe a su casa, y Chris me pidió que lo dejara acompañarnos también, lo cual agradecida acepté. Chris insistía en que mi sobrina era tan pura como el Cristal que a Reyna le agrado y decidió ponerle así. Claire Kristal.
Era un hermoso nombre sin duda. Mi hermosa Kristal.

Al parecer Chris estaba superando un poco su aversión a los vampiros y seres sobrenaturales, por que le encantaba llevarla en brazos.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Estrella Deneb Farro - Capítulo 7

Ya habían pasado varios meses desde la última vez que había estado en el mismo lugar que mis seres queridos. Me había desconectado socialmente de todos aquellos que me importaban y me había enfocado únicamente en mi trabajo y en terminar mi primer curso de Modelaje.
Decidí hacer algo nuevo, después de que fui de compras a una boutique reconocida y una diseñadora de modas me había insistido tanto en modelar algunos de sus diseños.
Acepte, necesitando algo para distraerme de mis penas y de mis amores imposibles.
Dicen que las penas son más llevaderas con el alcohol, otras, con las drogas, pero en mi caso, ninguna de las dos opciones era válida, ni siquiera con la sangre, así que mi única alternativa era concentrarme en otras cosas y mantenerme ocupada.
Solamente había visto y hablado con Christopher unas cuantas veces, pero por puros asuntos de “trabajo”. Quería que le explicara con detalle que sabía acerca de “criaturas malignas bebedoras de sangre” asechando en Forks, omití que conocía muchas de ellas, ya que las criaturas bebedoras de sangre eran mis amigos y familiares. Pero si le di todos los detalles posibles acerca de los que me secuestraron anteriormente y alguno que otro enemigo de mi familia. Pero obviamente no especifique, no quería exponerlo a que se hiciera el valiente y fuera a cazarlos y ellos pudieran más que Christopher. Se me hacía un nudo en el estómago solo en pensar que le pudiera pasar algo malo por culpa mía y de mi mundo. Por lo que decidí alejarme de él y tratar de olvidarlo. Un humano y una bebedora de sangre como yo jamás podrían estar juntos. Añadiendo que él era un cazador de los de mí especie. Debía olvidarlo definitivamente.  Hay amores que están predestinados a estar juntos, otros a estar juntos, pero peleando constantemente y otros, imposibles, que ninguna de las dos opciones se hace valida… Yo era del tercer grupo.
Estaba vistiéndome después de haber tomado una ducha en mi departamento para salir a mi curso de modelaje de las 6:00 pm cuando recibí una llamada inesperada. Esto era raro porque no había sonado mi teléfono en más de 5 meses más que en el de mi casa y eran llamadas de Steven por el trabajo y de Verónica por el modelaje.
Conteste algo confundida y me asombre más al ver quien era. Reina.
–¿Qué sucede Reina?–
–¡Estrella! ¡Necesito que vengas rápido! ¡Ya va a naceeeeer!!
–¿Qué? ¡No esto no es cierto! ¿Dónde estás?
–En mi casaaa, estoy sola. Por favor ven rápido.
–Claro, llego en 5 minutos.
Colgué y así como lo hice me puse mis zapatos, tome las llaves de mi auto y salí corriendo hacia su casa. Esto era inesperado y en cierta forma alentadora. Sentí como mi vida estaba empezando a cobrar algo de sentido. Un bebe es lo que hacía falta en mi vida. Sol ya estaba grande y tenía su vida hecha, pero este… Era una nueva vida que cuidar y llenar de amor. Además con Reina había establecido un nuevo vínculo y estaba decidida a hacerla de nuevo mi familia. Aun si eso significaba ignorar a mi propio hermano Tyler.
Llegué a los 5 minutos a la casa de Reina y ella ya se encontraba afuera lista para subir al auto.
A simple vista se veía bien, pero ya de cerca se notaba una ligera capa de sudor en su rostro y unas ojeras bien marcadas.

–¿Estas bien?–pregunte aunque bien sabia la respuesta.
–No, he tenido contracciones desde la madrugada. Estaba debatiéndome entre a quien llamar–respondió algo cansada y ligeramente apenada.
–¿Por qué rayos no me marcaste antes? ¡Estas poniendo tu vida y la del bebe en riesgo!–
–Pensé que solo sería por un momento y que Sol o alguien llegaría–me dijo con voz entre cortada. Esto me estaba preocupando, se veía muy fatigada. Así que pise el acelerador y me dirigí con el único doctor que conocía aparte de Carlisle Cullen que sabía sobre partos “sobrenaturales”, el doctor Collins.

Al llegar, la recepcionista como ya me conocía nos pasó inmediatamente a la sala de urgencias. Ahí el doctor Collins preparo a Reina para el parto. Me quede con sus cosas y decidí mejor esperar en la sala. Por nada del mundo entraría a la sala de parto. Era mejor mantenerme alejada de la sangre por el momento. Tenía 2 meses sin beber sangre y debía evitar riesgos innecesarios.
Pasaron las horas y Reina seguía en labor de parto. Una enfermera salió tres veces para avisarme el estado de mi cuñada. Era algo difícil pero después de 3 horas, por fin nació y Reina estuvo fuera de peligro.
–Puede pasar, Señorita Farro–me dijo la enfermera con una sonrisa.
Accedí a la habitación que le habían asignado  y ahí estaba. En ese momento mi corazón se detuvo y mi mundo junto con él. Era la cosita más hermosa que había visto. Desafortunadamente no había podido estar presente en el nacimiento de Sol, pero esta bebe, era hermosa. Tan pequeña y frágil que sentí la necesidad de querer protegerla de todos los peligros, incluso de mi si es necesario. Me acerque y Reina algo soñolienta me la entrego con una sonrisita de satisfacción.

–Es niña– dijo con orgullo. Tome a la bebe en mis brazos con cuidado deseando yo ser su madre. Era una pequeña muñeca de apenas 48 centímetros y 3 casi 4 kilos. Estaba toda rosita, aun en la espera de su color natural, y con los ojos cerrados. Deseaba saber a quién habría sacado los ojos, ¿de color como los  de Tyler y míos, o marrones como los de Reina?
Su cabello, aunque era poco, estaba claro que sería color castaño claro y rizado. De grande seria la envidia de todas las chicas humanas.

–No le digas a Tyler, ella es mía, ¿entiendes? –me dijo Reina con fiereza y asentí, no quería hacer que se exaltara. Por ahora no llamaría a mi hermano, pero él tenía el derecho y el deber de saber de su hija.
–No le diré, pero esta bebe, también es mía. No puedes apartarme de ella–le dije mirando a la cosita que tenía en mis brazos. No podía dejar de admirarla.
–Bien… –respondió con una sonrisa y añadió. –Gracias por estar conmigo en estos momentos–
–Es un placer–

Poco tiempo después la enfermera me pidió que abandonara la habitación para que Reina descansara porque aún seguía con pocas energías por el parto y para que alimentara a la bebe. Me preguntaba que le darían de comer pero eso era la menor de mis preocupaciones.
Salí rumbo a la tienda más cercana para comprar lo básico para mi sobrina. Pañales, cobertores, ropita, y decidí comprarle también a Reina algo. Pague y corrí de nuevo a la clínica del doctor Collins, iba entrando a la recepción cuando alguien casi me golpea con la puerta, gracias a mis reflejos logre hacerme un lado pero no pude salvar las cosas y cayeron al suelo.

–¡Demonios! ¡Estúpido, imbécil! –maldecí en voz baja a quien me tiro e inmediatamente me agache, el estúpido se agacho también para ayudarme.
–Sigues siendo tan adorable, Estrella–me respondió y me quede estática. Conocía esa voz. Levante mi rostro y ahí estaba la personificación de un dios griego. Mi Christopher.
–Que… ¿Qué estás haciendo aquí? –pregunte mientras me ayudaba a levantarme con una mano.
–Mi tío es el dueño de la clínica, ¿recuerdas? –respondió sarcástico. Claro que lo recordaba pero no esperaba encontrármelo aquí justo ahora.
–Sí, lo sé, pero… Está bien, recapitulo, ¿Qué estás haciendo aquí justo ahora? –añadí con cansancio pero con  una sonrisa en el rostro.
–Vine a ver a mi tío y me dijo que aquí estabas pero habías salido por unas cosas, te espere, pero como vi que tardabas decidí ir a buscarte. Pensé que podrías ser secuestrada de nuevo y necesitar mi ayuda–
–Ja ja ja, que caballeroso, pero estoy bien, puedo cuidarme sola–respondí algo irritada. ¿Tan indefensa me estaba volviendo?
–Si claro, pudiste cuidarte muy bien hace unos meses–contraatacó con sarcasmo y apelando por mi incidente pasado.
–Eso no cuenta, me tomo por sorpresa y estaba débil, ahora ya no–respondí con fuerza y le mostré mis colmillos como una broma. Por un segundo note que palideció ante eso y por un momento me arrepentí, frunció el ceño levemente como debatiéndose y me reprendí mentalmente. “Idiota, sabes que odia a los vampiros y tú le muestras tus colmillos”. Por un segundo pensé alejarme sin despedirme pero él recobro la compostura y me sonrió sarcásticamente.
–Veamos qué tan fuerte estas hoy–me tomo de la cintura y me acerco a él tomándome desprevenida, nuestros rostros estaban a pocos centímetros de distancia y pude sentir el calor de su cuerpo. Su aliento lleno mi nariz, y me recordó el por qué yo no podía merecerlo. Después de todo este tiempo… él todavía hacia agua mi boca. Me solté delicadamente de él y le sonreí lo mejor que pude.
–Eso es jugar sucio, pero si me disculpas, tengo una bebe esperándome–añadí e hice ademan de marcharme pero me tomo el brazo.
–Espera, yo también quiero conocerla–dijo con seriedad y me sorprendió eso. ¿Quería conocerla? ¿Para qué? ¿Quería comprobar que fuera una bebe normal y no una bebedora de sangre? Aquel pensamiento me enfureció pero decidí dejarlo pasar y me encamine a la habitación de maternidad. Christopher me iba siguiendo en silencio.
Entramos a la habitación y Reina estaba dormida o eso pensé yo porque tenía los ojos cerrados, mi sobrina estaba en su regazo igualmente dormida. Por lo visto ya habían comido las dos. Puse las cosas que compre para ambas en la mesita y me acerque a la bebe para cargarla. Christopher era una máscara sin sentimientos. Y si tenía, no podía notarlos. Me pidió cargarla y dude en dársela. Me aseguro que estaría bien y se la pase. Al tomarla, su cara manifestó ternura.

–Te aseguro que tus hijas serán igualmente hermosas que esta niña. Es un ángel. Tan pura como el Cristal. Como tú lo aparentas…–termino con una sonrisa irónica y me resistí a darle un codazo. Por un segundo, me pareció ver que Reina y la bebe inclusive estaban sonriendo, aunque puede que fuera solo producto de mi imaginación. Se hizo un cómodo silencio entre los dos y a los pocos minutos Reyna despertó. No como me hubiera gustado verla. Aun se veía cansada y enferma. Me asusto.
–¿Estas bien? ¿Necesitas beber algo?–pregunte dulcemente y ella negó cuando vio a Chris estremecerse ligeramente.

–No. Solo necesito descansar. Necesitamos nombrar a la bebe. Y espero que tu –se dirigió a Chris– cuides bien de ella–. Termino suavemente con una sonrisa y se volvió a dormir. Quizá solo estuviera soñando. No sabía a quién se refería que cuidara bien, pero supuse que sería a la bebe y tenía razón, debíamos ponerle un nombre, pero ya tendríamos tiempo cuando despertara de nuevo…

Mi primer experiencia docente

Cuando comencé mi labor docente en la Escuela Luis Donaldo Colosio Murrieta fue una experiencia significativa y llena de sentimientos encon...